lunes, 22 de febrero de 2010

la guitarra del abuelo..

como los excéntricos personajes que adornan el muro de mi facebook, en la casa del abuelo también hay inquilinos inesperados.. son fantasmas, espíritus que no han encontrado la paz en su existir.. resaltando de entre ellos uno..

le he preguntado su nombre cien veces y nunca me ha respondido.. al menos no con palabras.. él habita en un pequeño muñeco de trapo que guarda el abuelo..

cuando lo conocí llovía.. y no pudo ser en un momento mejor pues ese agradable domingo no pudimos ver acción en la tele porque se había ido la luz..

mientras el abuelo doraba tortillas en la estufa para convertirlas en tostadas y también en nuestra cena, tristán y yo subimos al viejo ático del abuelo..

buscando recuerdos de la abuela abrimos el viejo armario.. vestidos, sacos y bufandas encontramos..

con la breve luz que un relámpago nos regaló, encontramos una mirada debajo de un suéter rosa.. ebrios de sinrazón nos inundamos en ese par de ojos cafés por un largo momento.. un destello de luz después esos ojos cafés comenzaron a mirarnos; y a seguirnos.. impresionados corrimos y gritamos.. pero no pudimos huir del viejo ático.. algo nos franqueaba el paso en las escaleras, era el abuelo, tan apacible como siempre y con su guitarra en la mano..

con la vista nublada, el abuelo miraba al desgastado muñeco de trapo, que a su vez, retadoramente lo miraba a él con una mueca desconocida en su cara..

-a ellos no, fue lo único que dijo el abuelo antes de tocar la melodía que siempre toca cuando estamos tristes..

al rostro del pequeño muñeco de trapo regresó la sonrisa que conocimos segundos antes y, como la antena de un caracol que se minimiza cuando intentas tocarla, el pequeño ser volvió al armario del que había salido..

tocando la última nota de tan bonita melodía el abuelo nos miró, nos sonrió y nos habló: -es hora de cenar, ya están las tostadas, dijo mientras nos tomaba de la mano para bajar a cenar..

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