ya no es navidad..

va empezando la última semana de febrero y miro las paredes de mi casa y aún hay unos pocos adornos de navidad colgados.. me pongo a pensar en ella, en la navidad pues.. ¿cómo fue?: la última navidad estuve puesto y cené rico.. así fue mi navidad: bien comida y bien puestosa..

lo que no entiendo es por qué hasta hoy aún hay adornos en la pared.. la navidad ya pasó, desde el año pasado que no es navidad y hasta hoy aún nos cuelgan adornitos..

eso de guardar detalles que nos recuerdan cosas ya pasadas no se me da y yo, como quejumbroso que soy, me fastidio de ver esas mismas cosas..

un poco irónico es que tengo una caja de kippel llena de ellas.. cuadernillos llenos hasta la mitad de palabras no leídas, plumas que se secan por no escribir las palabras que si quisieran ser leídas, hojas verdes de plástico que fueron escudo en mi celular..

insisto, se me hace absurdo guardar pequeños detalles o recuerdos de momentos ya vividos..

no se si sirve decir que quiero tirar todo lo que no ocupo ya.. no se si sirva porque no se si pueda.. una cosa es odiar todo lo que nos hace mirar atrás.. una cosa es odiar ese espejo retrovisor en forma de libreta que nos señala lo que atrás hay (o hubo) y otra cosa muy diferente es temer que si al tirar nuestros cuadernos o nuestros adornos navideños que cuelgan de la pared, con ellos se irán nuestros recuerdos.. lo segundo me pasa a mi..

estoy casi seguro que al descolgar esas nochebuenas de la pared no olvidaré lo rico que cené (y me puse) el veinticuatro de diciembre del dos mil diez.. pero lo que realmente temo es que si quito las flores rojas de la pared pueda olvidar lo que significan, lo que son, lo que valen o lo que fueron al estar colgadas en la pared junto a sus diplomas, en la pared de los recuerdos..

por eso yo no guardo kippel.. no me gustan los diplomas.. no me gustan los recuerdos olvidados..

por eso yo no guardo kippel.. porque no puedo tirarlo..